MAPE en Supply Chain: mide y mejora la precisión de tu forecast

El MAPE ayuda a mejorar tu previsión.

El MAPE (Mean Absolute Percentage Error) es uno de los indicadores más utilizados en planificación de la demanda. Mide cuánto se desvía, en promedio, una previsión respecto a la demanda real, y ayuda a evaluar la precisión del forecast en productos, canales o regiones.

En este artículo te explicamos qué es el MAPE, cómo se calcula, qué limitaciones tiene y cómo puedes reducirlo. Una guía práctica para usar esta métrica con criterio y mejorar la toma de decisiones en compras, aprovisionamiento o producción. Porque medir bien es el primer paso para planificar mejor.

¿Qué es el MAPE y para qué se usa en planificación de la demanda?

El MAPE es una métrica que mide el error porcentual medio entre la demanda real y la previsión. En otras palabras, indica cuánto se desvía, en promedio, la predicción respecto al valor real. Su principal ventaja es que ofrece una interpretación sencilla: un MAPE del 15% significa que, de media, el forecast se desvía un 15% del valor observado.

Se utiliza ampliamente en procesos de Sales & Operations Planning (S&OP), en la planificación de compras, aprovisionamiento y producción. Al ser una métrica porcentual, permite comparar el rendimiento del forecast entre diferentes familias de producto, canales o regiones. En sectores como gran consumo, farma, industrial o retail, es uno de los indicadores más consultados por los responsables de demanda.

Cómo se calcula el MAPE: fórmula y ejemplo práctico

La fórmula del MAPE es:

Fórmula para calcular el MAPE.

Donde:
• D es la demanda real.
• F es el valor forecast.
• n es el número de periodos o referencias.

Ejemplo de cálculo de MAPE

Si en tres semanas se pronosticaron ventas de 100, 150 y 200 unidades, pero las ventas reales fueron 110, 140 y 180 unidades, el MAPE se calcula así:

Ejemplo práctico de cálculo del MAPE.

Esto implica que el forecast se desvía un 9,1% en promedio respecto a la demanda real.

¿Qué nivel de MAPE es aceptable? Benchmarks por sector

No existe un umbral universal de «buen» o «mal» MAPE. Todo depende del contexto del negocio, la variabilidad de la demanda y la madurez del proceso de previsión. Sin embargo, existen algunos benchmarks orientativos:

  • FMCG: entre 15% y 25% se considera aceptable.
  • Industria: puede oscilar entre 20% y 40%.
  • Farma: con demanda estable, se espera entre 10% y 20%.
  • Retail moda: supera fácilmente el 30%, debido a la estacionalidad y ciclos cortos.

Un MAPE por debajo del 10% suele considerarse excelente, pero solo es factible en productos con alta estacionalidad predecible o en entornos muy controlados. Lo importante es observar su evolución, identificar desviaciones significativas y analizar causas raíz.

Limitaciones del MAPE y cuándo puede engañar

Aunque es una métrica ampliamente utilizada, el MAPE no está exento de limitaciones. Una de las principales es su sensibilidad a la demanda baja. Cuando el valor real es cercano a cero, el error porcentual se dispara, lo que distorsiona el promedio global.

Además, el MAPE penaliza igual los errores por exceso que por defecto, sin considerar que, en algunos contextos, el sobrestock y la rotura no tienen el mismo impacto financiero. Por ejemplo, sobreprever en un artículo de bajo coste no tiene las mismas consecuencias que infraprever en uno crítico.

Otra limitación es que el MAPE no refleja cuántos SKUs concentran el error. Dos catálogos con el mismo MAPE global pueden tener comportamientos muy distintos: uno con errores repartidos, otro donde pocos SKUs explican la mayor parte del error.

Cómo reducir el MAPE en entornos complejos

Reducir el MAPE en entornos complejos no siempre depende únicamente del modelo estadístico que se utiliza. Factores como la naturaleza de la demanda, la presencia de outliers o la colaboración entre áreas pueden marcar la diferencia entre una previsión fiable y un error sistemático. A continuación, exploramos tres enfoques clave para mejorar la precisión del forecast en contextos exigentes y con alta variabilidad.

Series intermitentes

Las series intermitentes (con muchos ceros y picos esporádicos) elevan el MAPE de forma estructural. En estos casos, es preferible utilizar modelos específicos como Croston o Teunter-Syntetos-Babai (TSB), diseñados para este tipo de demanda. También puede ser útil cambiar de unidad de medida (por ejemplo, pasar de semanal a mensual) para suavizar la variabilidad.

Efecto de outliers y estacionalidad

Eventos atípicos (promociones, roturas, lanzamientos) pueden distorsionar el MAPE si no se tratan adecuadamente. Es recomendable aplicar algoritmos de detección de outliers y ajustar la serie para que no influyan de forma desproporcionada. Asimismo, incorporar estacionalidad y eventos conocidos en el modelo ayuda a anticipar mejor la demanda.

Uso de modelos avanzados y forecast colaborativo

El uso de métodos más sofisticados (regresiones múltiples, machine learning, redes neuronales) mejora el MAPE cuando hay suficiente histórico y variables explicativas. Sin embargo, la tecnología por sí sola no basta: es clave implicar al equipo comercial y de operaciones en el ajuste del forecast. La combinación de modelos cuantitativos y juicio experto (forecast colaborativo) es lo que permite alcanzar mejores resultados.

MAPE y toma de decisiones: stock de seguridad, aprovisionamiento y producción

Un MAPE elevado no solo refleja una mala previsión, sino que impacta directamente en toda la cadena de suministro. Cuando el error es alto, se necesita mayor stock de seguridad para compensar la incertidumbre, lo que incrementa los costes de inventario.

En aprovisionamiento, una previsión poco fiable genera pedidos erráticos, rupturas o sobrecostes por urgencias. En producción, dificulta la secuenciación y provoca cambios de última hora. Por tanto, reducir el MAPE mejora la planificación global y permite optimizar recursos, capital y nivel de servicio.

Más allá del MAPE: medir bien para planificar mejor

El MAPE es una métrica válida para evaluar la calidad del forecast, pero no debe analizarse de forma aislada. Complementarlo con otros KPIs como el sesgo, la cobertura de stock o la fiabilidad de la previsión por segmento aporta una visión más completa.

En definitiva, medir bien es el primer paso para planificar mejor. Y planificar mejor implica no solo reducir el error, sino también entender su causa, su impacto y qué decisiones se pueden tomar para mitigarlo. En entornos cada vez más volátiles, contar con un sistema de previsión robusto y alineado con las necesidades del negocio es una ventaja competitiva clave para cualquier empresa industrial o de gran consumo.

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